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El pasado de los Valles: Los yacimientos arqueológicos

La comarca de Los Valles de Benavente, situada al noreste de la provincia de Zamora, alberga uno de los conjuntos arqueológicos más ricos y diversos de Castilla y León. Gracias a su estratégica ubicación geográfica, su clima favorable y la fertilidad de sus valles fluviales como el del Esla, el Órbigo, el Eria, el Vidriales y el Tera, este territorio ha sido habitado por múltiples civilizaciones desde tiempos remotos.

Una tierra fértil desde la Prehistoria

Los primeros asentamientos humanos documentados en la comarca datan del Paleolítico, hace entre 700.000 y 10.000 años. En lugares como Burganes de Valverde, Olmillos de Valverde y Santa Marta de Tera, se han hallado útiles de piedra tallada y restos óseos que nos hablan de comunidades nómadas que dependían de la caza, la pesca y la recolección.

Con la llegada del Neolítico (hacia el 6.000 a.C.), los habitantes de estos valles comenzaron a practicar una incipiente agricultura y ganadería, lo que marcó el inicio del sedentarismo. Aparecen entonces los primeros poblados permanentes y construcciones funerarias megalíticas como los dólmenes de “El Tesoro” (Morales del Rey), “La Casa de Moros” (Arrabalde) y “San Adrián” (Granucillo de Vidriales). Estas tumbas colectivas estaban formadas por ortostatos de cuarcita y cubiertas por túmulos de tierra, donde se han encontrado valiosos ajuares funerarios compuestos por cerámicas, collares y utensilios.

Edad de los Metales: organización, tecnología y jerarquía social

Durante el Calcolítico o Edad del Cobre (2.500–1.800 a.C.), yacimientos como los de Castrogonzalo, Colinas de Trasmonte o San Cristóbal de Entreviñas revelan un avance en la organización social y el uso de nuevas técnicas agrícolas y de almacenaje. Surgen ya pequeñas estructuras defensivas y se generaliza la vida en comunidades organizadas.

En la Edad del Bronce (1.800–700 a.C.), el desarrollo tecnológico continúa con la fabricación de herramientas y armas de bronce, joyas de oro y plata, así como con nuevos tipos de enterramientos algunos individuales e incluso incineraciones. Asentamientos como los de Brime de Urz y Arrabalde muestran una arquitectura rudimentaria pero funcional, con cabañas circulares, talleres de fundición y pequeños corrales de ganado, todos protegidos por murallas de barro y piedra.

La Edad del Hierro y la cultura castreña

La llegada de la Edad del Hierro (700–19 a.C.) supuso una verdadera revolución. El uso generalizado de este metal favoreció el crecimiento de comunidades estables, conocidas como castros. En este periodo destaca el espectacular yacimiento de Las Labradas (Arrabalde), que muestra cómo vivían los pueblos astures en poblados fortificados, con casas rectangulares dispuestas en manzanas y barrios. La romanización progresiva dejó su huella en la arquitectura, en la organización social y en el arte. Prueba de ello son los impresionantes tesoros áureos hallados en este castro, hoy expuestos en el Museo Arqueológico Provincial de Zamora.

Época romana: Petavonium y las villae rurales

Con la romanización de la zona (siglos I–VI d.C.), la comarca experimentó un notable desarrollo urbano y militar. El más emblemático ejemplo es el campamento militar romano de Petavonium, ubicado en Rosinos de Vidriales. Este enclave fue ocupado por la Legio X Gemina en el siglo I y, posteriormente, por el Ala II Flavia en los siglos II y III. Sus restos muestran una organización castrense compleja, con murallas defensivas, torretas, almacenes, cisternas, hornos y corrales, pensados para el control estratégico del comercio del oro del norte peninsular.

En la misma época se construyen también villae romanas como la de Camarzana de Tera, donde se han descubierto mosaicos policromos geométricos en excelente estado de conservación, así como columnas y capiteles que evidencian el lujo y el refinamiento de estos conjuntos residenciales rurales.

Otras huellas romanas en la comarca

El legado romano se extiende también a otros yacimientos menores, como la Fuente Vieja de San Pedro de la Viña, de posible origen romano por su tipología, o el taller de alfarería de Valerio Tauro en Manganeses de la Polvorosa, un conjunto compuesto por seis edificios y hornos que abastecieron durante más de un siglo a los campamentos cercanos.

Un patrimonio único por descubrir

El conjunto de yacimientos arqueológicos de Los Valles de Benavente ofrece un apasionante recorrido por todas las etapas de la historia de la humanidad, desde el Paleolítico hasta la romanización. Sus paisajes, su patrimonio y su legado cultural lo convierten en un destino turístico ideal para amantes de la historia, la arqueología y la naturaleza.

Además, muchos de estos restos están integrados en rutas visitables, señalizadas y acondicionadas para el visitante, acompañadas por centros de interpretación, paneles informativos y reproducciones didácticas que permiten viajar al pasado sin salir del presente.

Mosaico de la Villa Astur-Romana de Camarzana de Tera

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